martes, 16 de diciembre de 2008

DESPEDIMOS A CRINA Y A IOANA

Llegaron en septiembre de 2007, creo que desde un pueblo llamado More, un remoto lugar de la remota Rumanía, tan presente entre nosotros, por otro lado. Ioana aprendía rápido el idioma y Crina, más joven, se apoyaba en ella. Un año entre nosotros, de aula en aula, entendiendo poco o sin entender nada, abrumadas, sin voz.
Este curso Ioana aprendía manicura en el centro sociolaboral de Casetas, parecía feliz, se encontraba bien aquí. Crina mejoraba el español, pero añoraba volver. Su padre perdió el trabajo, el horizonte en España se tornó oscuro. Nubarrones. Las habían trasplantado y ahora retornan. Esta primera juventud no se marchita, hay inocencia, no se piden cuentas a nadie. La pequeña familia del aula les desea lo mejor. Fiesta de despedida... Discursos (el pesado del profe glosa su humilde epopeya), trenza de Almudevar, brindis con batido de chocolate, canciones de despedida (triunfa "El último vals" -preferida de Wilson; "Algo se muere en el alma / cuando un amigo se va..."), se escapan algunas lágrimas... Nuestro humilde tributo.

1 comentario:

Mono Gramático dijo...

¡¡¡¡Qué buen trabajo haces dentro y fuera del aula, Jesús!!!!
Espero que a Crina y a Ioana les vaya bien; al menos se volverán a sentir como en su casa, pero con un buen carro de nuevas experiencias, algunas de ellas buenas.
Ya ves, Jesús, que el alma bloguera no se pierde; de hecho, y en cierto modo, es una terapia.
Un saludo y nos vemos pronto.